¿Te imaginas dar el primer bocado y sentir que has viajado directamente al corazón de Asia? Así es la comida coreana típica, un festín lleno de sabores intensos — y sí, a veces muy picantes — que enamora a cualquier foodie. En este recorrido por la gastronomía de Corea del Sur, descubrirás platos icónicos como el tteokbokki (¡está que arde!) o el exquisito bibimbap, sin olvidar la irresistible barbacoa coreana que hace la boca agua con solo olerla. Prepárate para una experiencia culinaria a través de la que entenderás la pasión de un país que vive la comida como parte esencial de su cultura.
La gastronomía coreana se distingue por una mezcla cautivadora de sabores dulces, salados y picantes, cuyo misterio radica en el uso de ingredientes fermentados y frescos. ¿El resultado? Platos con un toque único que han convertido a la comida coreana típica en un emblema de la cultura de Corea del Sur. Para entender mejor este universo de aromas y sensaciones, aquí tienes algunos de los ingredientes clave:
El kimchi es el símbolo por excelencia de la comida coreana típica. Este encurtido picante, elaborado principalmente con col china fermentada en chile, ajo y jengibre, está presente en prácticamente todas las mesas de Corea del Sur. Además de su sabor inconfundible, se le atribuyen propiedades saludables gracias a su proceso de fermentación rico en probióticos.
Si hubiera que elegir un plato que represente la gastronomía coreana, el bibimbap ocuparía un lugar destacado. Esta colorida combinación de arroz, verduras frescas, carne (opcional), huevo y salsa gochujang ofrece un equilibrio perfecto entre sabores y nutrientes. Cada bocado se vuelve una explosión de texturas que refleja la armonía de la cocina coreana.
El bulgogi es uno de los platos imprescindibles para saborear la carne al estilo coreano. Finas láminas de ternera se marinan en una mezcla de salsa de soja, ajo, azúcar y aceite de sésamo, realzando su ternura y dulzor. Se puede cocinar a la parrilla o salteado, y se acompaña habitualmente de hojas de lechuga para envolver el bocado, creando un contraste fresco y delicioso.
Considerado un clásico de la comida coreana típica, el samgyeopsal consiste en tiras de panceta de cerdo a la parrilla. Suele servirse junto con hojas de lechuga y salsas como ssamjang, para envolver el cerdo al estilo “ssam”. Su popularidad es tal que muchos coreanos disfrutan de este plato en reuniones informales y celebraciones con amigos.
El tteokbokki encarna el lado más callejero y picante de la gastronomía coreana. Se prepara con cilindros de pastel de arroz (tteok) bañados en una intensa salsa de chile gochujang. Suele acompañarse con pastel de pescado (odeng) y huevo cocido, convirtiéndose en un bocado irresistible para quienes buscan un toque de adrenalina culinaria.
El gimbap, a veces escrito como kimbap, se ha ganado el título de “sushi coreano” por su apariencia, pero sus rellenos y sabor son muy distintos. Se trata de rollos de arroz sazonado con aceite de sésamo, rellenos de verdura, huevo y proteína (carne o atún), todo envuelto en alga. Es un plato perfecto para llevar, ideal para pícnics y comidas rápidas.
El pollo frito coreano, conocido por su doble fritura, destaca por un exterior extra crujiente y un interior jugoso. Puede servirse al natural o bañado en salsa picante-dulce que genera adicción. Es muy típico acompañarlo con cerveza, formando la icónica pareja conocida como “chimaek” (치맥), un básico de las noches en Corea del Sur.
De origen chino-coreano, el jajangmyeon combina fideos gruesos con una salsa espesa de frijol negro, carne de cerdo troceada y cebolla. Aunque no es una receta coreana en su origen puro, se ha convertido en un clásico de la comida coreana típica, muy popular en celebraciones como el “Día de los Solteros” (11 de abril), cuando muchos se consuelan saboreando este delicioso plato oscuro.
Para los amantes de los caldos reconfortantes, el sundubu jjigae es un guiso picante de tofu suave que se suele servir burbujeando en una olla de barro. Normalmente se añade marisco o carne para darle más sabor, y se corona con un huevo que se cocina con el calor del estofado. Es perfecto para sentir el calor de la gastronomía de Corea del Sur incluso en los días más fríos.
El mandu son empanadillas coreanas que pueden ser hervidas, al vapor o fritas. Su relleno varía, pero por lo general incluye carne, verdura y, en ocasiones, kimchi. Gracias a su versatilidad y a su sabor equilibrado, es un plato que se ha convertido en un imprescindible tanto en las mesas familiares como en los puestos callejeros de Corea del Sur.
La barbacoa coreana va más allá del bulgogi y el samgyeopsal que ya conoces. En Corea, asar distintos cortes de carne (ternera, cerdo o pollo) en la propia mesa es toda una experiencia social. Acompañados por salsas, hojas de lechuga para envolver y variedad de banchan, cada bocado se convierte en una celebración culinaria.
Los japchae son fideos de batata salteados con verduras y, a menudo, carne, sazonados con salsa de soja y aceite de sésamo. Destacan por su sabor ligeramente dulce y su textura elástica. Tradicionalmente se preparan en celebraciones importantes, pero hoy en día se disfrutan en cualquier ocasión dentro de la gastronomía coreana.
El samgyetang es una sopa de pollo entero, relleno de arroz, ginseng y hierbas medicinales. Se cree que esta combinación fortalece el cuerpo, por lo que muchos coreanos la consumen durante los meses de más calor para reponer energías. Su sabor suave y nutritivo es ideal para adentrarse en la comida coreana típica.
Si buscas algo refrescante en tu aventura por la gastronomía de Corea del Sur, prueba los naengmyeon. Estos fideos fríos, elaborados con trigo sarraceno o batata, se sirven en un caldo helado (mul-naengmyeon) o con salsa picante (bibim-naengmyeon). La combinación de ingredientes crea una experiencia única, perfecta para combatir el calor.
Los banchan son los platos de acompañamiento que encontrarás en cada comida coreana: encurtidos, verduras fermentadas, kimchi, ensaladas sazonadas y mucho más. No son solo guarniciones, sino una parte fundamental de la mesa coreana, que aportan variedad, equilibrio y colorido a la experiencia gastronómica.
Aunque es una versión instantánea de los fideos, el ramyeon se ha convertido en un ícono de la comida coreana típica. Su caldo, generalmente picante, y la posibilidad de añadir huevo, queso o vegetales, lo convierten en una comida rápida y reconfortante. Además, es fácil de encontrar tanto en supermercados como en tienditas de conveniencia.
Este reconfortante caldo de costillas de ternera se caracteriza por un sabor suave y limpio. El galbitang se cocina durante horas para extraer todo el jugo de la carne y suele acompañarse con fideos de cristal o arroz. Es un plato casero que revela el lado más cálido y hogareño de la gastronomía coreana.
El hot pot coreano, conocido como jeongol, consiste en una olla compartida en la que se cuecen diferentes ingredientes: carne, mariscos, vegetales y pasta de trigo o fideos. Se coloca en el centro de la mesa para que cada persona se sirva directamente del caldo humeante, creando un ambiente de convivencia muy típico de la cultura surcoreana.
Estas tortitas saladas son todo un clásico de los días lluviosos en Corea. El haemulpajeon combina mariscos (haemul) con cebolleta (pa), en una masa ligera que se fríe hasta quedar crujiente. Se suele servir con una salsa a base de soja y vinagre, y se disfruta acompañada, tradicionalmente, de makgeolli (vino de arroz).
“Ssam” significa “envolver”. En el ssam de cerdo, se cocinan finas lonchas de carne que luego se envuelven en hojas de lechuga o perilla junto con arroz, kimchi y salsas como el ssamjang. Es similar a la experiencia del samgyeopsal, pero enfocado en la diversión de ir armando cada bocado a tu gusto.
El bingsu es uno de los postres más populares en la gastronomía de Corea del Sur, perfecto para los meses de calor. Consiste en hielo raspado o leche granizada, coronado con pasta de judía roja dulce (pat), fruta fresca, helado u otros toppings como cereales crujientes. Cada cucharada es un viaje refrescante que combina sabores tradicionales con un toque moderno.
Los hangwa representan el lado más tradicional de la comida coreana típica en materia de dulces. Son elaborados con ingredientes como miel, arroz, frutos secos y raíces, dando lugar a creaciones tan exquisitas como el yakgwa o el gangjeong. Su apariencia cuidada y sabor delicado los convierte en un imprescindible para celebraciones y festividades.
Si lo tuyo es el street food, el hoeddeok te conquistará al primer bocado. Se trata de una tortita dulce rellena de azúcar moreno, canela y a veces frutos secos. Al cocinarse, el relleno se carameliza, dejando un interior suave y pegajoso que contrasta con el exterior crujiente. Imposible resistirse.
El hobakjuk es una papilla de calabaza dulce, muy popular en la gastronomía coreana como postre o comida ligera reconfortante. Su textura suave y cremosa, con un dulzor natural, lo convierte en una opción deliciosa para los días fríos. Además, se considera un plato nutritivo por los beneficios de la calabaza.
Seguro que has visto la dalgona en series y programas coreanos. Este caramelo de azúcar y bicarbonato se elabora de forma sencilla, pero su sabor y textura crujiente son inconfundibles. La gracia está en marcar diferentes formas sobre la dalgona antes de que se enfríe; un reto clásico que pone a prueba la habilidad de quien lo disfruta.
Los yugwa son un ejemplo de la maestría coreana en la elaboración de dulces a base de arroz. Se preparan friendo una masa de harina de arroz hasta que quede inflada y ligera, para después bañarla en un sirope dulce, a menudo decorado con semillas o frutos secos. Su textura esponjosa y crujiente hace de cada bocado una sorpresa deliciosa.
Más que un plato específico, el bunsik hace referencia a la comida rápida y económica que incluye desde tteokbokki hasta gimbap, hotteok o sándwiches coreanos. Es una categoría muy popular en los puestos callejeros de Corea y refleja la versatilidad y cercanía de la comida coreana típica para el día a día.
La comida coreana callejera es una de las experiencias más auténticas y recomendables para conocer la gastronomía de Corea del Sur. Basta con adentrarse en los mercados y calles de Seúl o Busan para dejarse seducir por la explosión de aromas, sabores y colores de los puestecitos, cada uno con su especialidad.
Si te animas a probar la comida coreana callejera en primera persona, estos son algunos lugares imprescindibles para disfrutar de un festín street food:
La comida típica de Corea se reconoce por su equilibrio entre sabores picantes, dulces y salados, y su alto consumo de platos fermentados como el kimchi. Otros imprescindibles son el bibimbap, el bulgogi y el tteokbokki. Todos ellos muestran la esencia de la gastronomía de Corea del Sur: ingredientes frescos, aderezos sabrosos y un toque picante.
El criterio de “la más rica” puede variar según gustos personales, pero muchos coinciden en que la barbacoa coreana (gogi-gui) es uno de los mayores placeres culinarios del país. Ya sea con ternera marinada (bulgogi) o panceta de cerdo (samgyeopsal), la experiencia de asar la carne en la misma mesa y envolverla en hojas de lechuga con salsas y kimchi suele conquistar a quienes la prueban.
Un plato que muchos consideran clásico es el kimchi jjigae, un guiso picante basado en kimchi fermentado, carne de cerdo y tofu. Se sirve hirviendo en una olla de barro, ideal para los días fríos, y ejemplifica la importancia que tienen los fermentados y los sabores intensos en la comida coreana típica.
Además del omnipresente kimchi, que acompaña virtualmente cada comida, los coreanos consumen gran cantidad de arroz y sopas o guisos (jjigae). Dentro de los platos más populares se encuentran el ramen instantáneo (ramyeon), el pollo frito coreano y, cómo no, las barbacoas de carne. También es habitual ver puestos callejeros de tteokbokki y gimbap, reflejando el gusto por la comida rápida y asequible, o bunshik.